viernes, 27 de febrero de 2015

Ciclo de vida de los productos: la carrera por la supervivencia


El mundo hoy es más pequeño. La mayor evidencia de ello es el enorme avance que han sufrido las tecnologías de la comunicación que hoy en día permiten a una persona contactar con otra situada en el otro extremo del mundo en tan sólo unos segundos. Facebook, Twiter, Skype, WhatsApp...; todo ello ha dado lugar a una suerte de comunicación a distancia instantánea que no hace tantos años era imposible de imaginar. Pero no sólo las comunicaciones se han visto afectadas por este acelerado "progreso". De hecho, esa es sólo la punta del iceberg.

Gracias a este desenfrenado avance tecnológico, todos los productos han visto su ciclo de vida reducido, hasta el punto de que se podría decir que algunos de ellos pueden llegar a quedar obsoletos incluso antes de ser lanzados al mercado por el simple hecho de que se ha inventado ya algo aún más avanzado y se ha lanzado antes de que se tuviera la posibilidad de sacar algún rédito de aquello a lo que se dedicaron meses o incluso años de investigación. Todo ello es consecuencia de los ideales consumistas que imperan en nuestra sociedad occidental, lo que ha llevado a las compañías a pensar de una manera radicalmente diferente: si antes se fabricaba un producto con el ánimo de que durara años, ahora el planteamiento es que dure meses. Los consumidores hemos contribuido a todo esto, hasta el punto de que ya no nos sentimos satisfechos si no recibimos casi de manera ininterrumpida productos mejores e innovadores.
En este contexto, el mercado en el que las compañías compiten para vender sus productos se ha convertido en una selva donde sólo sobreviven las sociedades que lanzan al mercado productos innovadores de manera constante. Se trata de una lucha encarnizada por la subsistencia en la que las empresas se vigilan mutuamente y buscan en todo momento nuevas formas de atraer a los compradores, ya sea a través de nuevos productos o a través de campañas de marketing que hagan creer al consumidor que se está lanzando un nuevo producto. La empresa paradigma de este fenómeno es Apple, una de las empresas líderes en el campo de las nuevas tecnologías, que recurre a esta técnica de constantes actualizaciones con el objetivo de mantenerse como empresa líder en un campo en el que tu producto puede quedar obsoleto en unas pocas semanas.

La consecuencia de todo este proceso de reducción del ciclo de vida de los productos asociado al consumismo no es más que unos clientes que piensan más en los productos futuros que en los que actualmente están disponibles. Cualquier nuevo producto les fascinará y hará que abandonen el antiguo bien, el cual habrá quedado obsoleto en la mente de los consumidores de manera irremediable. A este respecto debemos reflexionar: ¿Queremos realmente una sociedad tan precaria en la que cualquier novedad ,por mínima que sea, nos haga cambiar un producto cuya vida útil aún no ha terminado, por otro que en no mucho tiempo será a su vez sustituido por una versión "mejorada" de sí mismo?

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