viernes, 27 de febrero de 2015

Envases


La RAE define el envase como un recipiente en el que se conservan, transportan y venden productos y mercancías. Los primeros datan de 10.000 años aC y ya desde entonces vienen siendo la respuesta a una necesidad básica consistente en la preservación y transporte de elementos necesarios para la vida, tales como el agua o los alimentos. Ya en la prehistoria se distinguían dos tipos de sujetos: los que cazaban y los que recolectaban. Estos alimentos debían ser almacenados con el objetivo de poder consumidos en un futuro en el caso de que hubiera épocas de escasez. De esta hipotética escasez futura, surge la idea de crear recipientes donde almacenar estas provisiones.

El concepto y forma del envase ha evolucionado a lo largo de la historia, hasta el punto de configurarse actualmente como la unidad de venta el consumidor (la cantidad de producto vendida en cada transacción), de tal manera que todos y cada uno de los productos son entregados de manos del vendedor a las del comprador en su respectivo envase. La noción de envase está indisolublemente unida a la de producto hasta el punto de que son muy anómalos los casos en que un producto sea vendido sin estar contenido en algún tipo de envase. Con la evolución del concepto de envase, también han cambiado los materiales de fabricación pasándose del barro o la cerámica al plástico o al metal. Este cambio en los materiales ha venido marcado por la idea de reducir el coste de fabricación a la par que asegurar una mejor conservación de los productos que van a contener dichos envases. Recientemente, y debido a la preocupación por el medio ambiente, más y más empresas han decidido vender sus productos en envases biodegradables, con el objetivo de dar una imagen de marca más "verde", más comprometida con este nuevo interés de la sociedad.

A la par que el concepto de envase evolucionaba, también iba adquiriendo otras funciones añadidas. Una de ellas es actuar como vendedor silencioso de los productos: atraer al consumidor y convencerlo de que compre con algo que le sorprenda, algo que llame su atención y le anime a adquirir el producto. El hecho de que el envase pueda llegar a ser una fuente de ventaja comparativa ha hecho que los departamentos de marketing de las empresas dediquen un tiempo prolongado a decidir el aspecto que debe tener su envase con el objetivo de ser lo más atrayente posible. En resumidas cuentas: sin olvidar que el envase debe ser útil, las empresas se centran en hacerlo también bonito. El problema puede surgir cuando se es incapaz de compatibilizar esos conceptos y se prima lo bonito sobre lo útil. Ello hace surgir envases desproporcionados en relación al producto que contiene, lo que eleva las quejas de los sectores ecologistas de la sociedad occidental, que consideran que ello generará un volumen mayor de residuos que contribuyen a contaminar el medio ambiente.


Otra de las funciones del envase es la seguridad, de tal manera que recipiente ya no sirve sólo como unidad de venta, sino que también aísla el producto y evita que pueda ser sustraído fácilmente de los establecimientos donde se vende el producto. En este afán de que el envase sea seguro, no sólo para evitar robos del producto, sino también para evitar daños en el mismo, el producto se vuelve en ocasiones inaccesible para el consumidor que lo ha comprado, teniendo que valerse de herramientas como tijeras, abrelatas o cuters para poder acceder al producto. Ante este inconveniente, el ser humano ha desarrollado un nuevo tipo de envase: el envase abre-fácil. Se trata de pequeñas modificaciones en el recipiente que contiene el producto que hacen que el mismo sea más accesible, dado que simplifican el sistema de apertura del envase. El problema de estos abre-fácil es que en ocasiones son defectuosos o están mal diseñados, lo que hace que el producto sea tan inaccesible como al principio. Con todo, estos son casos extremos y no hay duda de que el envase abre-fácil es un invento resultado del trabajo de emprendedores que responde a una necesidad que venía dándose desde el siglo XIX y que por ello merece nuestro aplauso y respeto. 



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