viernes, 13 de febrero de 2015

Marketing político en el punto de mira

Con el paso de los años desde que surgió por primera vez la idea del marketing, su función de crear valor y convencer así al individuo de consumir lo que se le está ofreciendo se ha ido aplicando a distintas ramas de la existencia. Una de estas ramas ha sido la política. En efecto, el marketing político consiste, como todo tipo de marketing en general, en crear valor y acrecentar el deseo de consumir por un elector, lo que se consigue asociando un elevado valor a una idea que se vincula a la doctrina de un partido político usando como método para ello la campaña electoral. En definitiva, lo que un elector busca en un político es alguien en quien confiar para ocupar un puesto en la Administración del  Estado y dedicarse a gobernar teniendo siempre como base los servir a los intereses del ciudadano.








En este sentido, las campañas consisten en el uso de los medios de comunicación para hacer llegar al electorado valores que un partido comparte con ellos con el fin de obtener su voto. Dichas campañas son cada vez más costosas, llegando a costar millones, y ello es debido a que el marketing ha demostrado su poder y utilidad en este ámbito. Se llega incluso a afirmar que sin una buena campaña un político que quiera poner sus ideales en práctica y al servicio de los ciudadanos, no conseguirá nunca hacerlo sin una buena campaña, o lo que es lo mismo, sin un buen marketing. No habría ningún problema si las ideas y valores que se venden en estas campañas luego fueran aplicadas al alcanzar el poder. El problema surge cuando se utiliza el marketing para vender un producto defectuoso, es decir, cuando se miente en las campañas con el único objetivo de alcanzar el poder.




  
 De hecho, los exitoso métodos del marketing político suelen ser utilizados por ciertos individuos desaprensivos con el único objetivo de asentarse en las altas instancias del Estado para vivir a costa de los ciudadanos.  Efectivamente, a través de campañas publicitarias, eslóganes y actos dirigidos a convencer a los ciudadanos de una buena fe inexistente; y, cual lobo con piel de cordero, estos políticos dicen al electorado lo que quiere oír para conseguir su voto, no cumpliendo luego con los ideales que ellos mismos transmitieron con su mensaje. Decía Aldous Huxley que "cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general se vuelve la nobleza de su lenguaje".

La noble función del marketing como creador de valor queda así corrompida por estos sujetos  hasta el punto de que su espíritu dedicado a una mejor satisfacción de las necesidades de los sujetos se traiciona y sirve tan sólo a un propósito privado. La actitud de estos individuos, pese a que han realizado una labor de marketing encomiable o precisamente gracias a ello,  ha llevado al desprestigio del marketing en su vertiente política. Este descrédito del marketing político no es más que un ejemplo del estigma que ya afecta al marketing en todas y cada una de sus vertientes.  Sirva de ejemplo el mantra de que el marketing tan sólo se dedica a crear necesidades inexistentes para así beneficiar a las grandes empresas y a un modelo de sociedad consumista y decadente. De esta manera, el marketing se ha convertido en el objetivo de sectores críticos con la actual sociedad capitalista occidental, siendo considerado como uno de los principales causantes de los problemas de la misma.




Semejante descrédito del marketing no es realmente merecido, pues esta rama de las ciencias económicas no es la única que se ha visto desnaturalizada debido a su mal uso por parte de personas deshonestas. Un conocido refrán español reza: en todos sitios cuecen habas, y es por ello que no hay razón para que una ciencia como el marketing sea estigmatizada injustamente por ciertos sectores de la sociedad. Al marketing le queda una ardua labor por recuperar el puesto que le corresponde en la mente del pueblo llano, algo que conseguirá si dedica sus esfuerzos a informar a la gente sobre qué es realmente el marketing, sus funciones y utilidad. Debe combatirse el desprestigio del marketing desde la base, y la mejor solución será la educación y, cómo no, una buena campaña de marketing.  




No hay comentarios:

Publicar un comentario